Actualizando mi no diario...


Ha pasado mucho, siempre pasa demasiadas cosas que es imposible narrar todas en un sólo texto. La falta de disciplina al llevar un tipo “diario” es terrible porque tampoco llevo una agenda para organizar mis actividades.

A principios de mayo decidí hacer un recuento de lo que sucedió en 2018. Lo concluí pero no continué mi relato de cómo logré recuperarme de una enfermedad que no encontraron los médicos una respuesta. A resumidas cuentas, me fui de vacacaciones a finales de enero y principios de febrero. Fue un retiro en muchos sentidos, estuve con personas que me cuidaron. Disfruté de mi soledad, de mis amistades y de la brisa del mar, del calor del sol, todo eso ayudó a sanar en todos los sentidos que uno puede interpretar esa palabra. Pasé momentos maravillosos.

A mediados de marzo fui a Querétaro con una gran amiga, ahora tengo recuerdos reales de ese sitio, ya que el sólo escuchar esa ciudad me hacia sentir triste, –mi amigo, del que mucho escribo; Draken, dejé de verlo porque se fue a vivir a Querétaro, él siempre me invitó a su casa, pero yo pasaba por una situación económica que no me permitía viajar, además de una depresión por falta de empleo, varios años me invitó y nunca fui a verlo– también fuimos a un retiro emocional y disfrutamos de las cosas que a veces nos privamos por ahorrar. 

Durante abril, mayo y ahora junio estuve y sigo saliendo mucho con una amiga que ha necesitado de mi compañía en realidad ambas hemos necesitado de nuestras palabras y acercamiento. Hemos salido al cine, a comprar, a pasear, ver atardeceres, leer libros –aunque yo sigo sin poder acabar uno y ella ya devoró como tres– me ha servido mucho estar tranquila conmigo y mis emociones las voy aprendiendo a manejar. Fui a un hospital a buscar terapia psicológica, sin embargo el servicio es gratuito y tienen una lista de espera, aún no me llaman. 

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