Amar sin poseer


Este año ha empezado con las mejores intensiones de poder recuperar el tiempo perdido y reconstruir mi vida. Ya no quiero depender de las personas, necesito ser valiente y enfrentar mis miedos para poder dar la vuelta a la hoja. Me siento como un libro que alguien está leyendo y dejó inconcluso, un libro abandonado que no sabe cómo atraer al lector para que sea leído, poder cerrarlo y avanzar. 

En ocasiones he tratado de no insistir en las relaciones amorosas y todo lo que implique amor de pareja porque no he tenido mucha suerte en ese asunto, sin embargo éste siempre me persigue, me persiguen los amores no correspondidos, las faltas ilusiones, me persiguen los fantasmas del pasado. Esos fantasmas que no he podido ahuyentar.  

Siempre he dado amor a los míos y de manera desinteresada, aunque por estas razones a veces, me he sentido sola, es normal, al final de cuentas, nos debemos enfrentar a la vida siempre solas, sin depender de algo o alguien. Pero a veces esa soledad pesa demasiado. No le he dado prioridad a mi bienestar emocional y con ello no he logrado amarme y aceptarme.

El año pasado creí que iba a empezar a recuperar partes de mi, que se habían desmoronado con el tiempo y sin embargo fallé, no quería realmente involucrarme con nadie (hablando en cuestiones amorosas) porque sabía y ahora sé, que vengo arrastrando muchas pérdidas y muchos procesos inconclusos. Pero las cosas se dan, uno no puede negarse a sentirse amado y querido, cuando alguien muestra interés hasta puede ser halagador.

Y de pronto las cosas pasan y no sabemos como hacer que paren, sabía que me estaba metiendo en problemas porque mi forma de amar es diferente, es libre además aún hay situaciones que me atan al pasado. Creo que en mis ganas de vivir y sentirme amada terminé hiriendo. Creí haber sido sincera y al final me fallé porque no fui honesta ni responsable conmigo.

No sé si toda la culpa es mía, al final no sentía lo mismo y debí parar cuando era el momento y sólo dejé que las cosas siguieran su curso. No fue cobardía y paré, porque no me sentía cómoda, no me sentía libre.

Amo mi libertad, no sé si en algún momento pueda demostrar amor a una sola persona y que esta también me ame, sin sentirme asfixiada. Y sucede que sigo entendiendo, comprendiendo, aprendiendo esto de amar libremente, dejar las ideas del amor romántico y que todas y todos tenemos nuestros espacios, nuestros tiempos y no podemos ser dueños de la otra persona.

El año pasado me sucedieron tres acontecimientos importantes, el primero fue aceptar que una mujer me atraía muchísimo (en realidad todavía me atrae demasiado); darme cuenta que la admiro aún más y por diversos motivos no puedo declararle mis sentimientos, porque a veces debemos dejar que las cosas se queden así, porque así funcionan bien. Porque esa persona es feliz y me gusta que sea feliz, eso es amar. Supongo que estoy enamorada y deseo su bienestar, esto sí que es hermoso y mientras lo escribo estoy sonriendo.  

El segundo suceso fue reencontrarme con una de las personas con las que me entregué en cuerpo y alma, alguien a quien le guardaba rencor, coraje y maldije muchísimas noches. Pudimos aclarar sucesos que habían quedado confusos. Pensé que tal vez podía haber un futuro entre nosotros (algo así como una relación monógama). Al final no sucedió y no quiero culparlo, sólo entendí que cuando alguien ya no responde, significa que no debo de insistir y debo dejarlo partir, así es esto de amar sin poseer. 

El tercer acontecimiento fue conocer a una chica que me demostró de diversas formas lo que es el amor, pese a mis negativas y confusiones, aceptó continuar en este juego donde tal vez ella salió perdiendo porque no dejamos claras las reglas o porque yo aún no sabía que quería de mi misma (es decir tenía y tengo problemas emocionales), no estaba al cien. Pero no la amaba como ella quería que la amara. Sí, sí sentí muchísimas cosas por ella, sí la quise, si disfruté cada instante a su lado, pero con el corazón no se juega y no podía forzar mis sentimientos a algo que no podía sentir.

Mi año se cerró con desastres amorosos, pero concluí con metas para sanar en este 2020. Donde definitivamente me declaro amante de la vida, de los humanos y de ser culpable por amar tanto a mis seres cercanos, amigas, amigos, familia y personas que me apoyan incondicionalmente.

Al final, estoy aprendiendo a amar-me, sanar perdidas que no había podido disfrutar, sí disfrutar porque del dolor se aprende a vivir, porque es algo natural y del sufrimiento que provoca el dolor sale la garra para continuar. Ya no quiero estar estancada y con ayuda saldré del barco donde me encontraba hundida.  





Comentarios