A veces las palabras fluyen como las olas del mar y en ocasiones me encuentro en un desierto de ideas. Pero sin duda estos meses me han traído muchas ideas acerca del afecto, del amor, la vida y cómo seguir demostrando amor a mi ser.
He pasado de días amarillos y alegres a tormentas oscuras que sólo por las noches encuentran su cause y me liberan al despertar. Me he culpado de tanto por un pasado que vengo arrastrando y sigo viviendo en él, como aferrándome a querer corregirlo.
Está cuarentena me ha hecho seguir sumergida en las profundidades del abismo de mis recuerdos. Dónde a veces encuentro tranquilidad y en otras tantas, brotan lágrimas de impotencia, coraje y tristeza.
He tenido algunas ilusiones que se han esfumado al primer contacto con mi piel, como el humo que viene y entra a cualquier rincón dejando su marca y se va cuando el aire lo jala sin anunciar su partida.
He tenido que saber dejar ir esas bocanadas de aire que se quedan atragantadas en mi garganta y que algún día me dieron un gran sabor a miel. Ahora las libero en palabras rencorosas por no haber podido ser. Debo aprender a soltar ese aire que entra y llena mis pulmones pero que pronto debe partir.
Necesito un poco de aliento, cálido y pasional que me deje seguir andando y me permita liberar tanto coraje, tristeza y alguna que otra risa pícara para cargar mi ser y continuar mi andanzas en este mundo terrenal.
Quiero ser, quiero sentir,
Necesito ver, necesito beber
Anhelo gritar, anhelo llorar
Deseo sentir, deseo tocar
Necesito de ti y necesitas de mi.
Estas son palabras que salen en una noche de poca lucidez y muchas ideas contrarias. Nada de esto puede ser cierto y todo esto puede ser verdad.
Desearía que estuvieras aquí, esperaría poder encontrarte en mis sueños, una vez más...
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