Estas semanas he pasado por emociones difíciles de reconocer. Me he sentido débil, muy pequeña entre tantos pensamientos e ideas negativas. Me he sentido abandonada, desolada y sin nadie en quién confiar. También he querido llorar, he necesitado un abrazo y al no saber a quién recurrir llego a casa y abrazo al gato.
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He estado abrumada desde hace meses por ideas en mi mente que no han logrado salir de mi. He estado callando tanto, tal vez algún día vuelva a asfixiarme y no sabré si esta vez pueda librarla. Sé que guardar tantas cosas dentro, puede hacerte perder la vida.
No encuentro forma de confesar algunas cosas sin salir perdiendo. Tengo miedo de enfrentarme a esta realidad tan devastadora, prefiero seguir viviendo en un mundo paralelo donde mis sueños más profundos se hacen realidad.
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El otro día hablé con mi mamá sobre el poliamor, la monogamia, la bisexualidad. Tal vez sólo estoy tentando el terreno porque ella aún no comprende ciertas formas de concebir las relaciones sexo afectivas, debo confesar que no como antes, ha sido un proceso muy ameno el estar enseñándole todos los cambios de esta sociedad. Sin embargo ella aún le costaría entender que yo puedo enamorarme de un hombre así como puedo enamorarme de una mujer, aunque ya lo sepa.
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Tal vez debería dejar de compartir mis ideas, mi vida y mis pensamientos más personales pero a veces no encuentro dónde desahogarme y no tengo a dónde recurrir sin sentirme juzgada.
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