Postergando la vida

Han pasado meses desde que escribí por ultima vez, aún me sigue desagradando el concepto de "nueva normalidad" sin embargo, la humanidad se tuvo que adaptar a las nuevas reglas del juego. Esto sí cuidando las medidas sanitarias para evitar los contagios. 

Y entre quejas por el confinamiento y luego por el regreso a labores, entre tener que lidiar con mis pensamientos, pasó otro año más de mi vida. A mi, como a otras más, me tocó llegar a la tercera década de mi vida en plena pandemia, no es en el periodo más álgido de los contagios pero sí en la recta final, continuamos en semáforo naranja y la ciudad no puede pasar a verde. 

¿Qué podemos hacer en estos tiempos? Donde la vida, el respirar aire puro y estar conscientes de la salud de los nuestros es lo más importante, no exigí una fiesta, mucho menos regalos y ni pensar en los abrazos (porque sana distancia).

Y aquí seguimos reinventando las formas de convivencia, porque somos seres sociales, unos más que otros y necesitamos de nuestros seres para continuar, necesitamos afecto, cariño, calidez humana. Y ni las videollamadas por Zoom o plataformas similares nos permiten sentir al otro, otra, otre. Continuamos en soledad, pero acompañamiento virtual. Tratando de no hacer evidente las crisis emocionales y darle vuelta a la hoja. 




Y es que ahora hay que lidiar con los problemas del trabajo, escuela o lugar donde se desarrolla la vida y no hay lugares de distracción donde solíamos recurrir cuando necesitabas tomar unas chelas, ir a bailar y que den por culo... Claro, los hay, al menos en la Ciudad de México ya reabrieron hasta los gimnasios pero seamos sinceros, no se siente lo mismo, cuando tienes que llevar el cubrebocas y evitar los afectos en público, porque hay normas estrictas. 

Ya se acerca día de muertos y se anunció la cancelación de los eventos y festejos por esta fecha tan emblemática en México. Justo cuando este año hubo una cantidad magnífica de decesos. Pero en nuestras casas, los privilegiados podremos poner la tradicional ofrenda y reencontrarnos con los nuestros que ya no están en el plano terrenal. Nos queda aferrarnos a esas costumbres ancestrales que ayudan a desahogar el alma. Estoy segura que estas fechas no sólo México las sentirá como propias, sino que diversos países estarán o continúan en luto y duelo por los que se fueron.

Continuemos de aquí a que acabe el año, esperando que el invierno no llegue tan fuerte, que la influenza no nos de a ninguno, que el COVID no nos alcance y si lo hace, que seamos lo suficientemente fuerte para resistir, resistir y pelear por la vida que es lo único que tenemos. Y hacerle frente a la muerte, que al final todos llegaremos algún día a su regazo, pero no sabemos cuándo será. 

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