Hace unos días mientras estaba acostada y meditando en mi cama sobre la vida, mi vida. Me percaté que somos poco conscientes del gran momento histórico y trágico que estamos viviendo. Es decir, vivir una pandemia, un pandemia que paralizó no sólo a México sino al planeta entero es algo que no hemos podido dimensionar, no hemos comprendido y tampoco sabemos como procesarlo. He escrito que muchísima gente ha tenido afectaciones a nivel emocional, a nivel psicológico, que también se ven reflejados en cuestiones físicas y de salud. Menciono esto porque cada una de nosotras, nosotros estamos atravesando por diferentes sentimientos y cuestiones que no sabemos cómo procesar y a veces no nos tomamos el tiempo para darnos cuenta del gran daño que ha causado todo este acontecimiento mundial en nuestra vida cotidiana.
Tuvimos que adaptarnos a una vida distinta, a un aislamiento, tomemos un tiempo, un respiro para comprender lo que estamos sintiendo y de qué manera podemos arreglar todo lo que traemos dentro. A veces somos muy soberbios que nos cuesta trabajo pedir ayuda o sabernos vulnerables.
Muchísima gente tuvo que aprender en el camino a lidiar con la muerte.
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